El aprendizaje mixto al que nos dirigimos en medio de la situación sanitaria general derivada de la pandemia de la COVID-19, combinando necesariamente la docencia presencial con la docencia virtual, presenta una serie de desafíos importantes. Entre ellos, captar la atención del alumnado e incrementar su motivación hacia el aprendizaje de nuestra materia, pese a la reducción de la presencia del profesorado, no es el menor. No obstante, se pueden buscar recursos didácticos, metodologías docentes y actividades educativas que faciliten este aprendizaje e incluso, mejoren la comprensión de los conceptos, incrementen la motivación del alumnado y generen un mayor deseo por seguir aprendiendo que el existente en la docencia presencial más clásica. Esto es, recursos didácticos adecuados para procesos de aprendizaje mixto. Entre estos recursos didácticos, con un gran potencial innovador en la docencia de las ciencias, está la ciencia ciudadana, a través de proyectos concretos y aplicaciones móviles (Torralba-Burrial, 2020).
La ciencia ciudadana puede definirse, de acuerdo con el Libro Verde de la ciencia ciudadana en Europa (Socientize Consortium, 2013), como la participación del público en general en actividades de investigación científica en las que los ciudadanos contribuyen activamente, ya sea con su esfuerzo intelectual o con el conocimiento de su entorno o aportando sus propias herramientas y recursos. Y, no obstante, debemos ahondar más en esa definición para poder emplearla como recurso didáctico y sacarle provecho en el desarrollo de nuestros procesos de enseñanza-aprendizaje.
En efecto, la utilización de la ciencia ciudadana, como actividad científica participativa de la ciudadanía, permite el aprendizaje efectivo de la ciencia, contribuye a la comprensión tanto de conceptos y procesos científicos como de la naturaleza de la ciencia, empoderando al alumnado desde la perspectiva de la cultura científica, facilitando el desarrollo de competencias de análisis y digitales (tecnológicas), además de actuar directamente sobre su motivación (Torralba-Burrial, 2020). Así, se puede llegar a emocionar al ser parte de la investigación científica, incrementando su interés y motivación por el aprendizaje de las ciencias (Vitone et al., 2016), al tiempo que crece su confianza en el conocimiento así adquirido (lo que se espera incremente el uso que le dé a dicho conocimiento).
De hecho, la perspectiva de la educación ciudadana en ciencias, y su relación con una ciudadanía empoderada por el conocimiento científico, ha estado presente de forma predominante ya desde el inicio de la búsqueda del lugar que podía ocupar la ciencia ciudadana en Europa.
Actualmente, la ciencia ciudadana y sus aplicaciones didácticas en la educación formal se encuentran más desarrolladas en las ciencias experimentales, en especial en las ciencias naturales, pero con proyectos crecientes también en la enseñanza de las ciencias sociales en disciplinas que no tienen que ver con las ciencias experimentales (Tauginienė et al., 2020).