Sidney Mutueel
Inspector jefe de policía
Rotterdam
«Una vez que me quito el uniforme, me convierto en ciudadano... y me detienen mis colegas. Se dirigen a mí de una manera muy impertinente, hostil, y eso me afecta. Y lo que pasa por mi cabeza en ese momento es que, con independencia de que sea o no policía, todavía soy una persona. Se supone que debes tratar a otras personas como seres humanos. No me cuesta mucho tomarme en serio y verificar que esos registros suceden porque, después de todo, están ahí, en blanco y negro. Pero incluso entonces, no me crees. Y luego pensé: “¿Por qué tengo que probarme a mí mismo otra vez?” Realmente te afecta. No te toman en serio.»
Crédito de la fotografía: © Ed Kashi / VII para Open Society Foundations.
Nunca deberíamos tratar a una persona por su aspecto, sino por lo que realmente es, empezando por su condición de ser humano. Eso es realmente difícil, pues todos nos dejamos llevar por nuestros sentimientos de simpatía hacia las personas que tienen las cualidades que nos atraen, aunque sean tan superficiales como que sean o no hermosas,… o el color de su piel. Por eso es importante que tengamos primero conciencia de qué prejuicios reales tenemos, para poder detectar las situaciones en las que corremos el riesgo de dejarnos arrastrar por ellos y así poder plantearnos una reflexión serena antes de actuar.