Las situaciones que se suceden en ambos fragmentos muestran a la perfección la preocupación y la angustia que supone para algunos ciudadanos la brecha digital.
En primer lugar, la "prisa" de las administraciones públicas por digitalizar absolutamente todo. Las nuevas tecnologías e internet evolucionan a una rapidez superior a la de nuestros proceso de adaptación. El primer fragmento muestra a la perfección esa falta de transición por parte de los AA.PP, en las que, en ocasiones falta una forma de trabajo híbrida: que de la misma manera que los ciudadanos cuentan con la posibilidad de presentar documentación online, también sea posible realizarlo presencialmente. En España, por suerte, la mayoría de las entidades han tenido en cuenta esta circunstancia debido al envejecimiento poblacional del país, que obliga sí o sí a tener en cuenta a nuestros mayores, aunque esa reducción de la brecha digital no siempre se haya hecho de forma más efica
Por otro lado, en el segundo clip se observa una mala transición referente a cómo se aplica lo digital a las gestiones administrativas: el tan acotado periodo de tiempo para realizar los trámites. Lejos de unas plataformas que guarden de forma regular los cambios y las actualizaciones realizadas en los formularios para facilitar el proceso a los ciudadanos, contamos con un cronómetro invisible que olvida la falta de aprendizaje online por parte de, en este caso, las personas mayores. Cuanto más dificultemos la realización de gestiones online, más crecerá la población no digitalizada que, tras una mala experiencia, se resista ejercer sus derechos mediante Internet.
Se observa, en segundo lugar, otra brecha que nada tiene que ver con lo digital: la referida a la falta de escucha activa por parte de los trabajadores de las administraciones públicas. Como vemos en el primer vídeo, nos encontramos a una mujer que, por circunstancias ajenas a ella acude tarde a su cita (y digo ajenas porque, aunque es cierto que es consciente de que llega tarde, el motivo de su retraso se debe a su recién llegada a la ciudad). Sin embargo, ninguno de los dos funcionarios parece comprender su situación. La rigidez de las normas de la AA.PP ofrece una imagen fría y poco empática de ésta, que en ocasiones llega a crear estereotipos hacia los funcionarios (¿merecidos o no merecidos?) y que la hace poco flexible ante diferentes circunstancias, pues el ser humano no es un factor exacto cuyos problemas o contratiempos se puedan solucionar con unas pocas reglas establecidas, sino que requieren del entendimiento por parte del funcionario de turno